Capital atlántica y cosmopolita
Comienza la ruta que se propone en la cosmopolita ciudad capitalina de Las Palmas de Gran Canaria, la mayor urbe de las Islas Canarias. Impresiona su gran Puerto de la Luz, puerta de entrada y salida de barcos de toda nacionalidad que le da a esta ciudad atlántica ese toque de multiculturalismo que se ve por sus calle y avenidas. Lo más recomendable es dejar aparcado el coche y moverse en autobús. Existen dos terminales de autobuses, una en el Parque San Telmo y otra en el parque de Santa Catalina, que conectan con todos los barrios de la ciudad con gran frecuencia de horarios. Se puede empezar la visita por el casco antiguo de la ciudad: el barrio de Vegueta y el de Triana, ambos son conjuntos históricos declarados Bienes de Interés Cultural por su relevancia arquitectónica y artística. En el primero encontramos estrechas callejuelas empedradas y peatonales con casas de tonos pastel, singulares cenefas en sus paredes, balcones de madera y patios llenos de flores. Se sitúa aquí la Catedral de Santa Ana, declarada monumento histórico y enfrente las antiguas casas consistoriales. El cauce del barranco de Guinuguada separa ambos barrios. En Triana la actividad comercial y su dinamismo lo hacen punto de encuentro de los ciudadanos. No hay que dejar de recorrer la Calle Mayor de Triana repleta de comercios donde encontrar de casi todo y de edificios de innegable valor histórico y artístico. En Triana se encuentran dos referentes arquitectónicos como son el Hotel Madrid y el Gabinete Literario con una decoración de estilo modernista. Las terrazas de la plaza Cairasco o Hurtado de Mendoza son lugar idóneo para tomar un aperitivo mientras vemos pasar la vida urbana y sus protagonistas: amables y acogedores ciudadanos. A la entrada de la Calle Mayor se encuentra el parque de San Telmo arbolado y acogedor con dos kioskos de estilo modernista, auténticas joyas arquitectónicas.
Si el ajetreo de la ciudad agobia al visitante y este necesita un remanso de paz ha que dirigirse al Parque Doramas, en pleno centro de la ciudad, y con jardines que contienen ejemplares de flora autóctona canaria. En el interior del parque se encuentra el recinto del Pueblo Canario: una reconstrucción del estilo arquitectónico tradicional de las Islas Canarias. Tras el merecido descanso, se puede coger un autobús que llegue a la última parada de esta visita: la playa de las Canteras. Son tres kilómetros de arena rubia ribeteada por un precioso paseo marítimo con todo tipo de servicios, desde comercios hasta bares y terrazas. Se recomienda probar los exquisitos bocadillos de calamares de Casa Ñoño.
Y ya es hora de abandonar la ciudad, coger el coche y adentrarse en el centro de la isla. La próxima visita que espera al visitante es el pueblo de Santa Brígida.
Un pequeño pueblo con una gran historia
Continúa ruta por el centro y nordeste de la isla de Gran Canaria por la carretera C 811 que parte de la capital rumbo a Santa Brígida. Este apacible pueblo de las medianías de la isla cuenta con un hecho histórico de gran relevancia histórica en el devenir isleño: en 1599 repelió y venció al pirata holandés Van Der Does, azote de las costas de La Palma y La Gomera. Durante una semana Santa Brígida fue la capital de la isla, trasladadas las instituciones insulares hasta aquí por los ataques piráticos del holandés. Después de esto, el pueblo volvió a la calma que lo caracteriza hasta hoy en día.
Antes de llegar al casco antiguo del pueblo merece la pena desviarse del camino y subir con el coche hasta la famosa Caldera de Bandama. Un cráter volcánico declarado Monumento Natural por el Gobierno de Canarias. Desde su cima se contempla una excelente panorámica de gran parte de la isla de Gran Canaria. De vuelta a la carretera principal, ésta se acercará al singular barrio de la Atalaya. Singular por un motivo: sus casas-cuevas. Gran parte de sus habitantes siguen viviendo en estas particulares residencias que ya habían ocupado los aborígenes canarios. La Atalaya es además el centro artesano por excelencia de Santa Brígida; en el se puede visitar el centro losero de La Atalaya y adquirir alguna de las mimadas piezas de artesanía de barro confeccionada con la herencia aborigen que poseen las manos de los artesanos. Tras la visita a este pintoresco barrio la ruta tiene una parada en el centro histórico de San Brígida. Si se tiene la suerte de realizar la ruta un sábado o domingo, el viajero encontrará las puertas abiertas del mercadillo agrícola y artesanal. Allí podrá adquirir los productos de la tierra, viandas tradicionales como pan de campo, mermeladas o repostería tradicional que constituirán un desayuno perfecto con sabor típico. Con el estómago lleno se disfruta mejor del paseo por las antiguas callejas del pueblo. Su casco histórico ha sido declarado Bien de Interés Cultural. Destacan la Calle Real y la Calle de En Medio arterias por las que fluye la historia, jalonadas por casas tradicionales agrícolas de techumbre de tejas y mampostería, remozadas de vivos colores. Ambas calles desembocan en la Plaza de la Iglesia. En el mirador que se encuentra al fondo de la misma se puede admirar en toda plenitud la fachada neogótica de la Iglesia Parroquial de Santa Brígida. Con esta magnífica visión, se retoma la ruta por el centro de la isla.
En el corazón de Gran Canaria
El gran escritor español Miguel de Unamuno denominó el paisaje que rodea toda la cuenca de Tejeda como una “tempestad petrificada” y es que sus barrancos, sus lomas y laderas se asemejan a un mar bravío que el tiempo y la erosión han esculpido. Y en medio de esa tempestad, como navío fuerte y firme, se halla el pueblo de Tejeda. Lo coronan las cumbres del centro de Gran Canaria en las que se erigen dos símbolos naturales de Gran Canaria: el roque Nublo y el roque Bentayga. Siguiendo la carretera C 811 se llega a la Cruz de Tejeda, punto turístico de las cumbres grancanarias por excelencia. El visitante se halla en pleno corazón del Parque Rural del Nublo, el mayor espacio protegido de la isla, desde el que observar la magnética estampa del roque que de nombre a este espacio natural. El paisaje que se observa desde aquí es de tal belleza que las cumbres de Gran Canaria han sido declaradas Paisaje Protegido. Pero no solo de vistas espectaculares vive el turista y la Cruz de Tejeda cuenta con numerosos servicios como puestos donde adquirir productos típicos de la zona como la repostería tradicional de almendra, bebidas o snacks. También existen restaurantes donde probar exquisitas carnes a la brasas. Y no hay que abandonar el lugar sin visitar el Parador Nacional de Turismo con una arquitectura que mezcla el estilo arquitectónico tradicional grancanario con elementos propios que le dan un carácter especial.
Siguiendo la carretera se llega al pueblo de Tejeda, ejemplo de pueblo de cumbre. Si los pueblos tuvieran un sabor asociado, el de Tejeda sería el de la almendra. Es un verdadero regalo de la naturaleza ver la leve y blanca flor de los almendros en su época de floración. Si no se tuvo la oportunidad de adquirir repostería en la Cruz de Tejeda, no hay que dejar pasar la oportunidad de adquirir algún dulce en la repostería del pueblo. Como en muchos pueblos rurales de las Islas Canarias, el epicentro se encuentra en la iglesia. Las calles aledañas conservan en sus casas los elementos arquitectónicos más tradicionales de Gran Canaria. Es el caso del Museo de las Tradiciones, edificio de arquitectura canaria en el que descubrir el modo de vida rural de Tejeda a lo largo de su historia.
El mirador más alto de la isla de Gran Canaria
Tras estirar las piernas por las calles de Tejeda se retoma el coche para seguir por la misma carretera y tomar el desvío que lleva al Pozo de las Nieves, unos kilómetros más adelante. El desvío merece la pena; se comprobará nada más llegar a este rincón natural que toma su nombra de los neveros, pozos excavados en el siglo XVII para almacenar la nieve caída en el invierno y transportarla a la capital. Uno de esos pozos ha sido rehabilitado por el Cabildo de Gran Canaria y puede ser visitado.
El Pico del Pozo de las Nieves es el techo de Gran Canaria y justo en su cima se encuentra el mirador al que se puede acceder por carretera. Con casi 2000 metros de altitud y justo en el centro de la isla, las vistas desde lo alto son únicas. La subida al pico es reclamo para los ciclistas pues se considera uno de los puertos más duros de toda Europa. Aunque sentirse por unos momentos dueño de la isla sentándose en su más alto trono es una experiencia igual de vivificante. Para todos aquellos amantes de la postal envidiable, el Pico de las Nieves es uno de los mejores lugares para presenciar el mar de nubes, más aún cuando alguno de los roques como el Nublo o el Bentayga emergen de él como en una aparición mágica. En días despejados, la vista se puede deslizar por los barrancos hasta las mismas dunas de Maspalomas.
La primera capital de Gran Canaria
Se retoma de nuevo la carretera C 811 para, a la altura de la Vega de San Mateo, desviarnos hacia Telde, segunda ciudad más importante de Gran Canaria tras la capital y final de esta fantástica ruta en coche por el centro- este de Gran Canaria. Telde es la merecida meta y como tal tiene que tener algo especial: es la ciudad más antigua fundada en Gran Canaria y primera capital de la isla. En época preeuropea Telde era uno de los reinos en los que se dividía la isla, de ahí su importancia en cuanto a yacimientos arqueológicos. Antes de adentrarse en el casco urbano, no está mal un desvío hacia la cercana Montaña de Cuatro Puertas, donde se encuentra uno de los yacimientos más representativos del pueblo. Son un conjunto de cuevas habitacionales ocupadas por los antiguos canarios y un lugar de culto religioso de estos, llamado en su lengua “almogaren”. Tras la visita al pasado más remoto de Telde, hay que aparcar el coche para disfrutar de un casco histórico bellísimo por su antigüedad con dos conjuntos históricos-artíscos de obligada visita: el barrio de San Juan y el barrio de San Francisco. El primero es el núcleo fundacional de la ciudad de Telde. Alrededor de la iglesia de San Juan Bautista, declarada monumento histórico, se alzan los edificios civiles y religiosos más importantes. Dentro de la iglesia destaca la imagen del Cristo Crucificado que se trajo de América y fue realizado con una técnica india a base de pasta de maíz. El barrio de San Francisco es un coqueto rincón de estrechas callejuelas empedradas y casas bajas de techos de tejas a dos aguas de paredes blancas. Telde cuenta también con el encanto de su costa, por lo que el fina de la ruta puede verse recompensado con un baño en alguna de sus playas como la de Melenara, de fina arena clara.
- Efterlad aldrig affald eller cigaretskod i de naturlige omgivelser. Rester af mad giver grobund for gnavere og vilde katte, som kan være til fare for dyrelivet.
- Anvend skraldespandene, og anbring så vidt muligt det allerede sorterede affald i den anviste container.
- Smid ikke objekter eller affald i havet.
- Respektér dyrene, forstyr dem ikke, og fodr dem ikke. Hvis du ser et såret dyr, kan du anmelde det på nødnummeret 112. Pluk ikke blomster og planter.
- Saml ikke sten eller andre naturgenstande, og tag dem ikke med hjem. Du bør heller ikke ændre på naturens orden ved at lave de berømte ”tårne” af sten.
- Under besøg på naturområder og udsigtspunkter bør man ikke bevæge sig uden for de tilladte områder.
- Respektér og beskyt stedets historiske og kulturelle arv, samt offentligt inventar og andre elementer som informationspaneler, teleskoper og kikkerter.
- Kør ordentligt og ansvarligt.